2 abr 2016

Y DESPUÉS DEL MOBBING, ¿QUÉ?

Autor: Esther Canales Castellanos – Asociación ABECAM

  

Marta lo recuerda como uno de los días más felices de su vida, después del nacimiento de sus hijos, claro. Era nada menos que la liberación de su tortura personal que había durado cerca de doce años.

Era el fin de una etapa de sufrimiento diario, durante la cual había tenido que soportar el vacío, el desprestigio, la calumnia e incluso el desprecio contra su persona. Sí, era una bendición tener que dejar de ir a un lugar donde no se la apreciaba ni personal ni profesionalmente, y donde parecía haber un complot constante contra ella. Marta nunca imaginó que uno de los días más felices de su vida iba a ser su propio despido.
Se abría ante ella un mundo de posibilidades nuevas, de proyectos profesionales y personales que le apasionaban, de tiempo para poder dedicar a su familia y de descanso. Y no sólo eso, su salud mejoró, se acabó el dolor constante de cabeza, las contracturas cervicales y esos supuestos virus intestinales que la tenían debilitada durante días y que la hacían adelgazar más de la cuenta y parecer que tenía una enfermedad grave. Dejó de tener que ir al médico a hacerse numerosas pruebas porque no sabían por qué estaba enferma cada poco tiempo. Pero que la permitían estar lejos de ese odiado lugar llamado trabajo.
Se cortaron de raíz también todas esas preocupaciones y rumiaciones mentales sobre lo injusto del trato de su jefa y de otros compañeros hacia ella, de por qué, a pesar de sobrepasarla ampliamente como profesional y persona, esta señora se había empeñado en dejarla ante todos como si fuese una verdadera incompetente, desprestigiándola en cada ocasión que podía, con tal habilidad, que incluso hacía dudar a la propia Marta de sí misma y sentir que había algo erróneo en ella. Esto la hacía elevar sus exigencias de perfeccionismo en el trabajo hasta cotas imposibles, olvidándose de ella misma, de sus ilusiones y de fluir en la vida. Sin conseguir nada. Marta estaba en un estado constante de frustración, que trasladaba a todas las áreas de su vida.
Ese estado de felicidad y plenitud después de la liberación del despido duró un tiempo razonable. Los meses en los que se dedicó a cuidar de sí misma, a recuperar sus ilusiones, a dejar de sentirse frustrada y a alimentar su alma terminaron. Durante esos meses planeó trabajar como profesional independiente en aquello que era su vocación y que le ayudó en momentos duros durante su cautiverio, la psicología, carrera que estudió mientras trabajaba en aquel lugar y en la que había encontrado algunas respuestas a su sufrimiento. No quería volver a tener compañeros de trabajo ni mucho menos un jefe al que soportar. Pero la situación económica no ayudó y los ingresos eran limitados, mucho menores de lo que ganaba en su odiada empresa. Pronto apareció el sentimiento de culpabilidad por no estar trabajando para otra empresa y por no tener ninguna intención de querer volver a trabajar para nadie más que para sí misma.
Y es que después del mobbing hay un “después”. Un después de esa euforia inicial de haberse liberado de tus acosadores y de no tener que volver a soportar a esa gente nunca más.
Después apareció la culpa por no querer volver a trabajar para otros y comprometer la economía familiar, porque el miedo a que se repita esa situación de tortura es mayor que cualquier otro.
Este miedo se relacionaba íntimamente con la autoestima debilitada por la impotencia de que hiciera lo que hiciera Marta en su antiguo trabajo, no consiguió obtener la aprobación ni valoración profesional que merecía.
La incertidumbre de si por fin conseguirá ese merecido reconocimiento profesional, sin que ninguna mala persona se vuelva a cruzar en su camino con su envidia, carcome a Marta día a día y le hace dudar de si quiere volver o no a trabajar para alguien.
Cada vez que Marta recibe una oferta de trabajo similar a lo que ha hecho durante años, renace un rencor y un enfado que no son propios de ella en su día a día y que la vuelven a hacer sentir mal. Hasta el punto que puede llegar a rechazar una buena oferta o sabotearse a sí misma en la entrevista. Porque al final el entrevistador percibe algo que la hace ser descartable aunque sea la candidata más idónea a nivel curricular.
Y sobre todo, Marta siente una terrible frustración que la sume en la tristeza, que la gente que la rodea no acaba de entender.
Después del mobbing hay un trabajo que realizar, ya nunca se vuelve a ser la misma persona, sino que hay una transformación. Es necesario realizar un profundo trabajo interior para recuperar la autoestima perdida, para integrar el trauma, y para poder continuar con la vida con una mirada diferente que conduzca a un nuevo Yo más pleno.
Para llegar a ese Yo más pleno es necesario comenzar desde las raíces, desde lo que es más importante para nosotros mismos, nuestros valores y creencias sobre el mundo que nos rodea. Estas a su vez nos llevan a tener unas determinadas emociones y comportamientos que definen nuestra forma de estar en el mundo, sintiéndonos más o menos plenos y felices. Cuando el mobbing ha tocado nuestras raíces más profundas del Ser, es el momento de realizar un trabajo transformador desde esas mismas raíces. No se puede ignorar.

Esther Canales Castellanos
Psicóloga colegiada experta en Coaching PsEC y Economista.
Psycofullness.com

Autora del libro “Psycofullness, Psicología positiva y Coaching para una vida plena”

1 comentario:

  1. https://www.youtube.com/watch?v=qlFs03shJY0

    XXVII Congreso de APSA 2013 - MESA REDONDA
    ACOSO MORAL: análisis de la problemática laboral y su tratamiento legal

    Dra. Mónica Patricia Rizzo - ( Disertante ) - Abogada
    Dra. Ana María Martorella - ( Disertante ) - Médica
    Lic. María del Pilar Vendrell - ( Disertante ) - Psicóloga
    Dra. Ana María Martorella - ( Coordinadora ) - Médica

    Organizado por: PLcAP-PROFESIONALES LATINOAMERICANOS/AS CONTRA EL ABUSO DE PODER
    El acoso moral puede manifestarse en diferentes ámbitos: privado e institucional (educativo, laboral), y sus efectos perjudiciales corresponden a los de la perversión moral a través del uso de técnicas de desestabilización como son las insinuaciones, alusiones malintencionadas, mentiras, humillaciones. Los comportamientos deliberados del agresor desencadenan, en la víctima, ansiedad, actitud defensiva, miedo, confusión, reacciones vehementes, con fobia recíproca asociada, somatizaciones, depresión, suicidio. Nos ocupamos aquí de estudiar el caso particular de acoso laboral, con el objeto de analizar y desenmascarar las estrategias manipuladoras de dominio del agresor y sus consecuencias en una víctima, que a pesar de su denuncia, con material probatorio, en diferentes estamentos institucionales, debió optar por la intervención de los medios de comunicación masiva y judicial, mientras sobrevivía al backlash institucional, ante el incumplimiento de la Ley 10.471 de Carrera Profesional Hospitalaria de la Pcia. de Buenos Aires, por la que se había convocado a concurso de Jefatura del Servicio de Salud Mental de un hospital interzonal, en el año 2011. Sin haberse realizado la evaluación por oposición de antecedentes, coincidiendo con el pase a retiro jubilatorio de la psicóloga en ejercicio de la función de la jefatura en cuestión, se designó en forma arbitraria, con función interina, a una de las postulantes, la cual poseía menor antigüedad en el ejercicio profesional y déficit de las competencias requeridas (antecedentes curriculares, ausencia de título habilitante en la especialidad de psiquiatría infanto juvenil). Llegados a esta situación, el recurso legal disponible fue la instancia judicial del Contencioso Administrativo.

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